El problema

Debido a la proliferación de productos falsificados, peligrosos e ilegales que se venden en los marketplaces, los consumidores están perdiendo la confianza. Si a eso añadimos que la vigilancia y las multas de los organismos reguladores son cada vez mayores, el resultado es que las ventas, la rentabilidad y la imagen de marca de los marketplaces corren un mayor peligro que nunca.

Por desgracia, las soluciones de gestión del riesgo que existen en la actualidad no son lo bastante sólidas para prevenir el fraude online persistente, lo que impide que los marketplaces puedan centrarse en potenciar su crecimiento. Y teniendo en cuenta el coste global que supusieron los fraudes en el comercio electrónico el año pasado, se trata de un problema millonario que exige una estrategia nueva para solucionarlo.